La Sabiduría no nos viene dada, sino que debemos descubrirla por nosotros mismos, después de un viaje que nadie puede ahorrarnos o hacer por nosotros… MARCEL PROUST

¿O quizás la Sabiduría sí nos venga dada y también debamos descubrirla? BLANCA HOLANDA

miércoles, 29 de febrero de 2012

Un cuento de la autora: PSYCHKILANDIA


Erasé una vez un lugar llamado psych-klandia. Sus habitantes, los psych-kianos y las psych-kianas vivían en permanente equilibrio y disfrute de sus vidas. Co-creaban su existencia cada día, balanceaban sus pensamientos y emociones, disfrutaban de las pequeñas cosas conectados  con su yo interior. 

La sonrisa era el símbolo del lugar y al nacer a cada criatura se le entregaban unas alas que le acompañarían el resto de sus días junto con el ritual del balance de vuelo programado.

Un año entre los miles de milenios de existencia de psych-klandia, nació un varón al que llamaron Peter. Era un niño inquieto, mucho más que los demás, despierto y aventurero. Le gustaba ir a jugar al campo con los pájaros, tenía una mascota que era un halcón, llamado libertad. Con él salía a volar, y cada uno exhibía el aleteo de sus respectivas alas en majestuosos vuelos. Cruzaban sus piruetas en el aire, dibujaban sonrisas en el cielo y fluían ligeros entre las corrientes de aire.

Peter fue creciendo y con los años fue sintiendo que había algo más allí fuera de psych-klandia. Preguntaba a los mayores y ancianos del lugar, pero la respuesta era siempre la misma:

-        ¡Peter!, esto es psych-klandia, aquí tenemos todo, sigue balanceando.-

Peter sentía en algún lugar muy profundo en su interior que eso era una creencia limitante. Alguien durante mucho tiempo había pasado algo importante por alto. A veces, hasta lo que parece perfecto se puede mejorar.

-        Sé que hay más, siempre hay más, todo se puede, ¿por qué no otro mundo a parte del que ya conozco, y si acaso hay más al otro lado?, ¿pero qué lado, si sólo consigo ver una y otra vez el mismo?, ¿y por qué siento entonces lo que siento? ¿si soy capaz de sentirlo, querrá decir que sí hay más? -Se preguntaba constantemente Peter.

Peter comenzó a buscar nuevos balances, distintos de los que había aprendido. Su poder personal iba creciendo conforme cumplía años y cada vez fluía y aceptaba mejor sus emociones.

-        Si soy infinitamente poderoso y consigo todo lo que quiero en esta vida, si estoy conectado conmigo mismo y confío plenamente en mi intuición, entonces sé que hay más vida después de psych-klandia ¡y yo la encuentro! - exclamó Peter.

El joven emprendió un largo viaje por psych-klandia, caminó y caminó durante días, semanas y meses, años y décadas. Balanceaba todos los días con la esperanza de encontrar lo que buscaba, la Fe era su bastón de apoyo y sus creencias el sustento de su cuerpo cada día.

Un buen día, habiendo llegado a un bonito lago de aguas color teal, Peter decidió tomarse un respiro. Se despojó de sus ropas y nadó durante horas dejándose acariciar por la encantadora melodía que emitían aquellas aguas. Se quedó dormido plácidamente y el peso de su cuerpo le hizo sumergirse en la profundidad del lago. Su respiración se cortó, por unos segundos su corazón quiso dejar de latir, pero lo que sucedió es que se había producido un cambio de ritmo, un cambio de mundo. Ya no estaba mecido por el agua. Ahora oía el llanto de un niño.

-        ¡No puede ser!, ¿quién llora?- se preguntó Peter.

El llanto seguía y cada vez era más intenso. Peter empezó a ver a gente que no conocía de nada y de pronto sintió el calor de los pechos de una mujer que le contemplaba con una tierna mirada.

-       Peter, bienvenido a este mundo, te estábamos esperando, aquí serás muy feliz- le dijo la mujer.

Por unos segundos Peter sintió una tremenda confusión. ¿Qué significaba bienvenido a ese mundo? ¿Quién le estaba esperando? Y entonces se dio cuenta. ¡Sus balances habían funcionado! Había logrado expandirse aún más. Aquel lugar ya no era psych-klandia, había más como siempre había sentido, había conseguido quitarse la venda de los ojos que le impedía ver el otro mundo. Fue consciente de que acababa de volver a nacer en otra dimensión, en otro espacio de un mismo tiempo. La mujer que le hablaba era su madre. 

Peter comenzó a crecer de nuevo en otro cuerpo, en otra familia, pero con la sabiduría acumulada de psych-klandia. Igual que había hecho en su primera niñez, mostraba unas inquietudes y dones desbordantes. Encontró un mundo hostil de pero si… y de noes por todas partes. Fue comprendiendo que su destino era llevar la esperanza de psych-klandia, aún hecha más grande, a ese nuevo mundo.
Se dedicó a enseñar a otros hermanos y hermanas que iba encontrando por el camino. Predicaba con el ejemplo. Él había sido capaz de alcanzar la máxima expansión y por eso pedía a todas las gentes que creyeran en ellos mismos y en su poder personal ilimitado, porque todo era posible, todo podía ser SÍ!.

Limpió sufrimiento, dolor, angustia y penas y a cambio sembró el amor incondicional por doquier. Su corazón era cada vez más grande y sus semillas fueron creciendo dando ricos frutos.  Sus hermanos y hermanas psych-kianos de ese, el otro mundo también aumentaban y el reguero de luz que dejaban con su paso iluminaba poco a poco las vidas de aquellos que tocaban.

Peter vivió el máximo de una vida en aquel otro mundo, doscientos años, pero un día su ser abandonó aquel cuerpo. Durmió rodeado de sus seres más queridos y una sonrisa en sus labios fue su último gesto. Sintió que su respiración se cortaba, por unos segundos pareció como si su corazón dejase de latir, pero de pronto Peter escuchó el sonido de su halcón libertad en lo alto del cielo. Abrió sus ojos, estaba desnudo, tumbado en una verde pradera color teal. Tocó su cuerpo, miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba de nuevo en psych-klandia. Su halcón le colocó sus alas y le facilitó el balance de vuelo programado. Juntos emprendieron viaje para visitar a los más ancianos del lugar, porque Peter llevaba un mensaje muy importante para ellos.


Volaron y volaron agitando con intensidad y energía sus alas, disfrutaron de nubes y paisajes.

El cónclave de sabios ancianos de psych-klandia recibió intrigado a Peter. ¿Qué sería aquello tan importante que tenía que comunicarles?

-        Queridos sabios- comenzó su discurso el joven.- Tengo algo muy importante que contaros, pero antes he de pediros que os hagáis un balance para que me escuchéis con completa apertura y credibilidad.

Los ancianos obedientes y atónitos siguieron sus instrucciones. Cada cual eligió su creencia y su balance. Unos eligieron el de nueva dirección, otros el de resolución, a otros les resultó más beneficiosos el masaje de orejas, algunos pocos usaron el cross crawl y otros el de puntos de creencia. En unos minutos todos se habían psych-keado y estaban preparados para escuchar a Peter con total apertura.

-        Sé que llevamos miles de años de balances. Sé que psych-klandia parece el lugar perfecto, sé que aquí, aparentemente, lo tenemos todo, pero he de comunicaros que encontré una creencia limitante entre nosotros. Pensábamos que éramos perfectos, quizás un ego enmascarado no nos dejaba terminar de ver. Emprendí una aventura en búsqueda de la verdad completa y tras mucho tiempo de andanzas, la encontré.

-        ¿Y cuál es esa verdad completa?- le preguntó uno de los sabios más ancianos.

-        La verdad completa es que aún somos más ilimitados de lo que pensábamos. He nacido y he vuelto a nacer en otro cuerpo, en otro espacio en este mismo tiempo con la misma sabiduría de psych-klandia, he muerto y he vuelto a vivir. He conocido otro mundo donde aún tienen más que aprender, más que balancear, más velos que quitar de sus ojos y allí descubrí que siempre hay más, que pudiera ser que todo fuera SI, que ninguna religión es perfecta, que ninguna ideología es verdad absoluta y que la realidad depende de cómo la queramos ver. Incluso en psych-klandia hemos vivido una pequeña limitación durante miles y miles de años. Queridos sabios, ¿y si en psych-klandia no tenemos todo? ¿y si hay más? ¿y si hay otros mundos, otras formas de comprensión de la vida? ¿y si somos más de lo que siempre hemos pensado que éramos? ¿y si los psych-kianos y psych-kianas aún fuéramos más grandes?.- concluyó Peter.

Se hizo un murmullo en la sala. Los sabios comentaban el descubrimiento del viaje de Peter, querían llegar a un acuerdo, nunca nadie había contado una historia semejante.

Finalmente y por consenso, el cónclave de sabios  decidió psych-kear al pueblo entero. Hicieron un llamamiento y uno tras otro fue encontrando su propia creencia para expandir aún más su visión de los mundos.

Peter, el psych-kiano del halcón, había conseguido co-crear una psych-klandia más grande de lo que jamás había sido, más ilimitada de lo que sus seres habrían podido pensar. Hicieron un pacto con el otro mundo, y el intercambio de almas se convirtió en un flujo constante de ires y venires.

Si vives en psych-klandia sabes que todos son psych-kianos y psych-kianas. Si vives en el otro mundo los reconoceras mirándolos a los ojos profundamente. Su mirada es intensa, sonríen todo el tiempo, hacen bromas ingeniosas y rocambolescas, llevan alas debajo de sus ropas, cantan raps y si observas sus pasos, sus huellas son de color teal.

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